Futuro es un niño de ocho años al que sorpresivamente le aparece un medio hermano afrodescendiente de cinco años, llamado Silencio. Los dos hermanos deben compartir la habitación, la cama, los recuerdos y su corta vida. El descubrimiento mutuo, las diferencias, el miedo a su padre, la exposición de sus más íntimas fragilidades, en un ambiente familiar violento y humilde, los obligará a guardar sus más oscuros secretos en las profundas heridas de la infancia. La habitación de estos niños se llenará de agua hasta ahogar sus pueriles penas, hasta convertirlos en peces sacrificados de un acuario roto, en víctimas y victimarios.
Silencio huye de casa de su medio hermano Futuro, en busca de su madre, con tan mala suerte que se pierde en el centro de una ciudad, en el centro de un país, en el centro de un mundo oscuro, cruel y doloroso.
Esta propuesta teatral, concebida para tres actores y una puesta en escena de pequeño formato, surreal y creativa, es un viaje a la memoria y al pasado, presente y futuro de un país racista, homofóbico y estigmatizador, desde la mirada inocente y cruel de la niñez.
María Té es una obra que lleva a la escena una historia inspirada en hechos de la vida real sucedidos en el seno familiar de la narradora. La historia se propone cuestionar los distintos preceptos y exigencias que en aquella época se imponían a las mujeres, muchos de los cuales siguen vigentes, aunque están siendo combatidos por las voces de nuestro tiempo. Para lograrlo, la historia muestra cómo la presión social y religiosa moldean y castigan el comportamiento femenino, al tiempo que hace reflexionar sobre cómo el poder de decidir por sí mismas puede mejorar la calidad de vida individual y crear una fuerza colectiva capaz de hacer avanzar a otras mujeres.
Se trata de un relato con enfoque de género que expone el cambio reflejado en el futuro de las mujeres de toda una familia, por la decisión y determinación de una campesina que creía fielmente en sí misma y que dejó a un lado las imposiciones sociales y familiares para vivir por y para ella, engendrando así un legado de libertad.
Se trata de una historia de la avenida Circunvalar con calle 26, una memoria paraficcional del barrio La Macarena, en Bogotá.
Esta historia tiene dos personajes: una avenida y un semáforo miope. A partir de una narración desbocada y caótica, el cuentero va tejiendo una serie de sucesos alrededor del aparato que regula el tránsito, que sufre un daño técnico y fenomenológico. Un mito urbano (no, no se trata del Bobo del Tranvía ni de la Loca Margarita) le da un carácter carnavalesco y esquizofrénico a la estructura narrativa. Al final, el espectador se enfrenta a dos historias: la del cuentero que aún usa la vestimenta que llevó en su primera comunión, y la del abandono social representado en la ciudad y sus cauces simbólicos.
Este relato se aleja del humor tradicional para acercarse a otro más bien intelectual, inverosímil e ilógico. Se cuenta la historia de lady Silvia Brums, que dedica sus días a viajar y a tener una amplia colección de amantes, con el consentimiento de su marido. El protagonista es el distinguido e ingenuo señor Pérez Seltz, alias Zambombo, que apenas la vio por primera vez, cayó rendido y se mostró dispuesto a cualquier cosa con tal de mantenerla a su lado. Pero la tarea no es fácil, pues Silvia se aburre con facilidad, y si hay algo que no soporta, es el aburrimiento y la monotonía.
Por ser una obra de narración oral, basa su estructura en el relato de una historia; sin embargo, utiliza técnicas de actuación que normalmente no se emplean en este arte, con el objetivo de experimentar con una forma diferente de narración que intercala escenas con diálogos más extensos de lo común entre los personajes y recurre a la identificación de estos mediante arquetipos de la actuación, cambios de la voz y gestualidades.
En su novedosa propuesta de narración oral contemporánea con fines recreativos, artísticos, culturales y pedagógicos, el actor-narrador Carlos Pachón Rodríguez da vida al personaje Gilimón Solonilla con el propósito de recrear en tono jocoso historias, anécdotas y vivencias recuperadas de la cotidianidad de la gran urbe.
“Mi hermano el do’tor”, “El bailarín” y “El loco Jeremías” son algunos de los relatos que conforman este espectáculo, cuyo hilo conductor es la vida de un ingenuo campesino que emigra a la ciudad. Los hechos descritos en primera persona incentivan reflexiones sobre el arraigado machismo, el desplazamiento, la corrupción, la desnaturalización de los valores, el resquebrajamiento de la unidad familiar, la pérdida de identidad, la drogadicción, la violencia barrial y casos como el de los falsos positivos. En suma, múltiples formas de violencia que fomentan liderazgos nocivos entre las nuevas generaciones.
Se trata de una propuesta minimalista que amalgama de manera directa y eficiente la narración oral con la comunicación social y el arte escénico. El resultado es un espectáculo de aproximadamente una hora, dirigido a jóvenes y adultos, en el que la imaginación del espectador-oyente es la invitada de honor.
Una mujer de mediana edad camina a altas horas de la noche desde el edificio de oficinas donde trabaja hasta el paradero donde todas las noches espera el bus. La narración usa ese recorrido para profundizar en su vida, hurgar en su memoria y conocer sus traumas, frustraciones y complejos.
A menos de dos cuadras la espera un grupo de personajes de dudosa procedencia que cambiará para siempre el sentido de su existencia.